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VIVIENDA COLECTIVA EN MEXICALI: ENTRE EL IMAGINARIO MODERNO Y LA VIDA REAL.

  • 29 jul
  • 2 Min. de lectura
ilustracion imagen de vivienda colevtiva

Por Juan Carlos García - Arquitecto

 

En Mexicali, la vivienda colectiva parece estar de moda otra vez. Nuevos desarrollos verticales surgen por toda la ciudad: en Justo Sierra, Colonia Nueva, El Encino, por nombrar algunos. Departamentos con áreas comunes, estacionamientos controlados, acceso vigilado y amenidades compartidas. Pero, ¿es esta una verdadera evolución urbana… o estamos repitiendo un modelo que ya fracasó?

Para entenderlo, tenemos que mirar al pasado.


UN SUEÑO MODERNO TRAÍDO DESDE EL CENTRO


CUM Mexicali

En 1957, en una ciudad aún joven y en expansión, se inauguró el Centro Urbano Mexicali (CUM), el primer conjunto multifamiliar moderno del noroeste de México. Inspirado en las ideas de Le Corbusier y en proyectos como el CUPA de Mario Pani, el CUM fue un experimento arquitectónico y social. Se diseñó para promover el orden, la comunidad y una forma moderna de vivir. Era la utopía habitacional en concreto armado.

Durante un tiempo funcionó. Pero con el paso de las décadas —y eventos como el sismo de 2010— vinieron el abandono, el deterioro físico y la ruptura del tejido social. Hoy, apenas el 20 % de sus unidades están habitadas. El resto es silencio, conflicto o vacío.



LO COLECTIVO: ¿DISEÑO O CULTURA?


Aquí emerge una pregunta clave: ¿Puede el diseño arquitectónico crear comunidad por sí solo?

Algunos investigadores nos recuerdan que la vivienda colectiva no se define solo por muros y pasillos compartidos, sino por relaciones, acuerdos y apropiaciones. El espacio común no es automáticamente público. Es negociado, vivido y, muchas veces, disputado.

En el caso del CUM, lo que se imaginó como jardines compartidos terminó siendo terreno de conflictos: ¿quién barre?, ¿quién paga?, ¿quién decide?



¿ESTAMOS REPITIENDO EL MISMO ERROR?


Los nuevos desarrollos en Mexicali ofrecen diseño contemporáneo, acabados modernos y promesas de comunidad. Pero muchas veces ignoran el aprendizaje del pasado. Se diseñan espacios rígidos para familias tipo que ya no existen. Se imponen reglas sin preguntar por las dinámicas sociales reales. Se olvida que el espacio común necesita algo más que mantenimiento: necesita afectos, acuerdos y sentido compartido.


¿QUÉ PODEMOS HACER DISTINTO?


No se trata de renunciar a la vivienda colectiva. Al contrario. Es una forma necesaria, sostenible y eficiente de crecer como ciudad. Pero sí se trata de hacer las preguntas correctas antes de diseñar:

  • ¿Quiénes van a habitar?

  • ¿Cómo se relacionan entre sí?

  • ¿Qué tipo de comunidad están dispuestos a construir?

  • ¿Cómo se va a gestionar lo compartido?


EL ARQUITECTO COMO FACILITADOR DE COMUNIDAD


Los tiempos en que el arquitecto proyectaba desde el escritorio ya no bastan. Hoy, se requiere una figura capaz de escuchar, dialogar y adaptarse. Diseñar con, no para.

Porque lo importante no es solo crear vivienda…sino crear formas de vida que se sostengan en el tiempo.


EN RESUMEN   

  • La vivienda colectiva en Mexicali no es una novedad: tiene historia.

  • El CUM es un espejo que muestra qué ocurre cuando no se considera al usuario real.\

  • El auge actual de departamentos y conjuntos verticales debe evitar repetir errores del pasado.

  • Diseñar vivienda colectiva es también diseñar relaciones humanas.


¿TÚ QUÉ OPINAS?

¿Has vivido en un conjunto habitacional? ¿Cómo fue tu experiencia?

Déjanos tus comentarios y comparte esta reflexión.

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